¿VINO DE YUCA? ¿MERMELADA DE CEBOLLA?, AQUÍ HAY ALGO MALO O VA A COCINAR MI SUEGRA
Para tontear y timar
no busques a un camanéjo
porque de eso nada tiene
más bien todo de vivo y pendejo.
Dos camanejos eran grandes amigos y compartían sus labores agrícolas a diario, así que apenas cantaba el gallo estos dos se iban con dirección al campo sombrero en pelo y lampa al hombro, entonando una alegre canción con sus potentes silbidos. Uno de los amigos llamado Rodolfo sembraba todo tipo de árboles frutales los cuales le daban riquísimas uvas, plátanos, pacáes, ciruelas, mangos, guayabas, higos, guanábanas, entre otras frutas, los cuales le daban ganancias mensuales.
El otro amigo de nombre Teodoro solo sembraba arroz y fréjol, recibiendo este, ganancias solo dos veces al año; lo cual motivó algo de celos de su parte, por lo cual Teodoro decidió hacerle una serie de bromas de mal gusto a su buen amigo.
Así fue que una tarde en la que Rodolfo no se encontraba en su chacra, Teodoro aprovechó esto para hacerse de algo de fruta de la huerta de su compadre, llevando un gran canasto que sacó de su casa, una vez estando allí se dispuso a sacar los inmensos racimos de uva y cuando ya tenía casi todo el canasto lleno, fue descubierto por Rodolfo, quien se sorprendió por lo acontecido; así que preguntó a Teodoro:
- ¿qué está haciendo usted compadre?
- ahí compadre ayudándole a cosechar unas yuquitas
- así compadre y ¿qué va usted a hacer con esas yucas?
- creo que un rico vino compadre
Para lo cual Rodolfo algo confundido ante la tomadura de pelo de su compadre le dijo:
- ahahahahah y yo compadre que pensé que me estaba robando usted
- no como cree usted, yo su fruta ni la toco. Le respondió Teodoro
Dejando pasar por alto la desleal conducta de su compadre.
no busques a un camanéjo
porque de eso nada tiene
más bien todo de vivo y pendejo.
Dos camanejos eran grandes amigos y compartían sus labores agrícolas a diario, así que apenas cantaba el gallo estos dos se iban con dirección al campo sombrero en pelo y lampa al hombro, entonando una alegre canción con sus potentes silbidos. Uno de los amigos llamado Rodolfo sembraba todo tipo de árboles frutales los cuales le daban riquísimas uvas, plátanos, pacáes, ciruelas, mangos, guayabas, higos, guanábanas, entre otras frutas, los cuales le daban ganancias mensuales.
El otro amigo de nombre Teodoro solo sembraba arroz y fréjol, recibiendo este, ganancias solo dos veces al año; lo cual motivó algo de celos de su parte, por lo cual Teodoro decidió hacerle una serie de bromas de mal gusto a su buen amigo.
Así fue que una tarde en la que Rodolfo no se encontraba en su chacra, Teodoro aprovechó esto para hacerse de algo de fruta de la huerta de su compadre, llevando un gran canasto que sacó de su casa, una vez estando allí se dispuso a sacar los inmensos racimos de uva y cuando ya tenía casi todo el canasto lleno, fue descubierto por Rodolfo, quien se sorprendió por lo acontecido; así que preguntó a Teodoro:
- ¿qué está haciendo usted compadre?
- ahí compadre ayudándole a cosechar unas yuquitas
- así compadre y ¿qué va usted a hacer con esas yucas?
- creo que un rico vino compadre
Para lo cual Rodolfo algo confundido ante la tomadura de pelo de su compadre le dijo:
- ahahahahah y yo compadre que pensé que me estaba robando usted
- no como cree usted, yo su fruta ni la toco. Le respondió Teodoro
Dejando pasar por alto la desleal conducta de su compadre.
Así pasaron los días y una semana más tarde Rodolfo encontró a Teodoro en la misma situación que hace unos días antes; pero esta vez, llevándose unos duraznos que el propio Rodolfo iba a cosechar al día siguiente, así que lo interrogo diciendo:
- ¿compadre que está haciendo usted?
- ahí compadre ayudándolo a cosechar unas cebollas.
- ¿y qué va a hacer usted con esas cebollas?
- una rica mermelada, la cual no dudare en compartir con usted
- ah que bueno compadre, porque yo pensé que usted me estaba robando
Subiendo un poco el tono de su voz
- no como cree usted eso, si yo ya le dije, yo su fruta ni la toco. Le respondió Teodoro
Así que Teodoro al tener el costal casi lleno, se retiró de la huerta ante la impotencia de Rodolfo, quien veía como su pícaro amigo Teodoro cada día le tomaba el pelo.
A la semana siguiente por tercera vez Rodolfo encontró a Teodoro en la misma situación; pero esta vez llevándose una cabeza de plátanos; así ya algo molesto ante el atrevimiento de su compadre le dijo:
- ¿qué está haciendo usted compadre?
- nada, nada compadrito solo ayudándole a cosechar unos choclitos nomas
- así y que va a hacer con ellos. Dijo algo molesto Rodolfo
- creo que le voy a decir a mi mujer que me los haga frititos con arroz. Respondió Teodoro burlándose nuevamente de su compadre.
Así que Rodolfo cansado de los abusos de su amigo, divisó a lo lejos que se acercaba la mujer de Teodoro, cuando una ingeniosa idea se le vino a la mente para vengarse de su desvergonzado compadrito; para lo cual este tomó raudamente su caballo, dirigiéndose a toda carrera hacia su vecina, la mujer de Teodoro, a la cual subió a la fuerza a su caballo, ante la sorpresa de su compadre, quien se encontraba aproximándose y le dijo:
- ¿qué hace usted compadre?
- aquí compadrito para ayudarlo en algo me llevo a su burra
- pero que va a hacer usted con ella. Dijo airadamente Teodoro
- unas cuantas guaguas nomas compadrito, ya que usted no las tiene y como me ha ayudado tanto, yo le voy a dar una ayudadita para estar a mano
Partiendo este seguido por Teodoro, quien soltó la cabeza de plátanos y corrió tras su compadre, el cual se alejó soltando grandes risotadas, quien con lo ocurrido dio una gran lección a su desleal compadrito.
Fuiste de vivo por lana
y saliste trasquila’o
ni todo el oro del mundo vale
lo que con tu mujer has paga’o.
- ¿compadre que está haciendo usted?
- ahí compadre ayudándolo a cosechar unas cebollas.
- ¿y qué va a hacer usted con esas cebollas?
- una rica mermelada, la cual no dudare en compartir con usted
- ah que bueno compadre, porque yo pensé que usted me estaba robando
Subiendo un poco el tono de su voz
- no como cree usted eso, si yo ya le dije, yo su fruta ni la toco. Le respondió Teodoro
Así que Teodoro al tener el costal casi lleno, se retiró de la huerta ante la impotencia de Rodolfo, quien veía como su pícaro amigo Teodoro cada día le tomaba el pelo.
A la semana siguiente por tercera vez Rodolfo encontró a Teodoro en la misma situación; pero esta vez llevándose una cabeza de plátanos; así ya algo molesto ante el atrevimiento de su compadre le dijo:
- ¿qué está haciendo usted compadre?
- nada, nada compadrito solo ayudándole a cosechar unos choclitos nomas
- así y que va a hacer con ellos. Dijo algo molesto Rodolfo
- creo que le voy a decir a mi mujer que me los haga frititos con arroz. Respondió Teodoro burlándose nuevamente de su compadre.
Así que Rodolfo cansado de los abusos de su amigo, divisó a lo lejos que se acercaba la mujer de Teodoro, cuando una ingeniosa idea se le vino a la mente para vengarse de su desvergonzado compadrito; para lo cual este tomó raudamente su caballo, dirigiéndose a toda carrera hacia su vecina, la mujer de Teodoro, a la cual subió a la fuerza a su caballo, ante la sorpresa de su compadre, quien se encontraba aproximándose y le dijo:
- ¿qué hace usted compadre?
- aquí compadrito para ayudarlo en algo me llevo a su burra
- pero que va a hacer usted con ella. Dijo airadamente Teodoro
- unas cuantas guaguas nomas compadrito, ya que usted no las tiene y como me ha ayudado tanto, yo le voy a dar una ayudadita para estar a mano
Partiendo este seguido por Teodoro, quien soltó la cabeza de plátanos y corrió tras su compadre, el cual se alejó soltando grandes risotadas, quien con lo ocurrido dio una gran lección a su desleal compadrito.
Fuiste de vivo por lana
y saliste trasquila’o
ni todo el oro del mundo vale
lo que con tu mujer has paga’o.
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