PA’ QUE COMPADRITO, PA’ QUE
Dejame tranquilo compadrito
que acá yo soy feliz,
al lado de mi gente camaneja
tengo todo lo que vos no tenis
Don Pedro Pablo Rodríguez modesto agricultor de nuestro valle, se preparaba una tarde del mes de febrero para recibir a su extrañado compadre Felipe Valdivia, el cual era oriundo de Camaná pero dejó este su ciudad natal hace ya varios años, para buscar suerte en la capital. Una vez llegado el compadre fue recibido por la familia de Don Pedro Pablo con grandes muestras de cariño, haciendo estos una gran fiesta en su honor, en la cual se comieron los más ricos potajes de la zona y se bailó hasta altas horas de la noche.
Al día siguiente los dos compadres fueron a dar una vuelta por los campos de cultivo de Pedro Pablo, luego de caminar por un buen rato se recostaron bajo la sombra de un frondoso sauce, donde Felipe le dice a Pedro Pablo:
- y usted compadre hasta cuándo va a estar acá con lo mismo, ya pues agarre sus cosas y vámonos a Lima.
- y pa’ que. Contestó tímidamente Pedro Pablo
- ¡como que para que! a mí me va de maravilla, trabajo tengo en abundancia ahora el dinero no me falta, me doy todos los gustos que quiero y puedo venir unas cuantas semanas a mi tierra para descansar tranquilo.
Luego que terminaron la conversación se dirigieron a la casa de don Pedro, donde el compadre Felipe toda la semana que estuvo de visita continuó tratando de convencer a Pedro Pablo de su gran dejar Camaná, a lo cual él contestaba con un simple ¡y pa’ que! lo cual volvía loco a Felipe, quien no entendía el porqué de la negativa de su compadrito; hasta que este se despidió el fin de semana que terminaban sus vacaciones, para regresar a la capital prometiendo volver.Al siguiente año, volvió el querido compadrito Felipe, siendo nuevamente bien recibido por la familia de Pedro Pablo. A los días de su llegada el ahora adinerado compadre es invitado a pescar por el dueño de casa, dirigiéndose luego estos a la playa, donde atraparon dos hermosos lenguados y después de un reconfortante baño antes de regresar a casa, Felipe volvió a decir a Pedro Pablo:
- y usted compadre hasta cuándo va a estar acá con lo mismo; ya pues agarre sus cosas y vámonos a Lima
Para lo cual y ante la sorpresa de Felipe, Pedro Pablo le contestó con un apacible y calmado:
- y pa’ que
- ¡como que para que! míreme a mí; este año formé una prospera empresa, en la cual tengo a más de veinte hombres a mi cargo, dándome esta buen dinero, hasta me di mi tiempo para venirme unas semanitas a mi tierra y así pasarla bien alado de mi esposa
Minutos más tarde los compadres emprendieron el regreso a casa, para lo cual Felipe en todo el transcurso del camino trató de convencer de las mejorías que tendría su hospitalario compadrito en la capital, pero este nuevamente le contestaba de manera sarcástica con un repetitivo “pa´que”, mortificando al invitado; hasta que pasaron los días y Felipe tuvo que regresar a Lima, pero esta vez fue Pedro Pablo quien invitó a este a venir de visita el año siguiente y también le dijo:
- óigame compadre a su regreso hablaremos de ese asuntito de la capital que tanto le interesa
Así estos dos se despidieron con un fuerte abrazo.
Con la llegada de las próximas vacaciones se dio el regresó del esperado compadre, al cual recibieron con una gran cena, donde se sirvieron apetitosos platos para la ocasión, los cuales comieron hasta estar más que satisfechos; días más tarde Pedro Pablo invitó a Felipe a traer camarones del río, por ser temporada, así los dos compadres una vez estando con su cesto lleno de este preciado crustáceo, decidieron retirarse ;luego por medio del camino rumbo a casa, Felipe volvió a decir a su compadre lo mismo que le dice cada año:
- y usted compadre hasta cuándo va a estar acá con lo mismo; ya pues agarre sus cosas y vámonos a Lima
Pedro Pablo no desaprovecharía la oportunidad para decir su ya conocida frase, que molestaba tanto a su compadre diciéndole:
- y pa’ que
- ¡como que para que! si Lima es lo máximo; este año mi empresa ha crecido mucho mas y ahora hemos abierto una sucursal en otra ciudad importante, soy un hombre respetado allí, el dinero no me falta y hasta me compré mi propio carro para viajar hasta aquí, y poder estar con mis hijos que querían pasar las vacaciones conmigo; no se le olvide que el año pasado al despedirnos me dijo usted que hablaríamos de este tema, que cree que ya lo olvide, no señor.
- a Lima irnos y pa’ que; jajajajajajaja. Le contestó Pedro Pablo soltando una gran carcajada
- no se ría compadre que no es broma, es una concreta proposición
- mire compadrito le voy a contestar como se lo prometí, aunque la respuesta ha estado siempre frente a sus ojos. Hace tres años que viene y nos visita en sus cortas vacaciones; el primer año que vino, usted me dijo que se la paso trabajando y que solo pudo venir por unas semanas, así que para mi usted perdió, al estar lejos de su tierra que tanto añora; el segundo año que vino de igual manera me contó que su negocio creció y que al fin se pudo dar una escapada para descansar al lado de su esposa, para mi compadrito usted perdió de nuevo, porque por estar trabaja que trabaja, no le da el tiempo que se merece su amada señora; este año que nos visita, por estar más en otra ciudad que en su casa, sus hijos no lo ven como un gran padre como debería ser, entonces de igual manera usted también perdió; por eso compadrito espero que me entienda porque le decía tanto “pa’ que” para pasar por todo eso que usted está pasando y consolarme con tener los bolsillos llenos, no “pa’ que”.
Mire compadrito, tal vez usted no se dé cuenta pero yo también he crecido, tengo a mi lado una esposa y tres hijos con los cuales comparto mis días viviendo todos felices, tengo grandes y productivas extensiones de tierra, más de treinta hombres a mi mando los cuales me aprecian y respetan, también cuento con muchísimos animales que se reproducen en gran número; razón por ello es que en ningún momento he pensado en dejar mi hermosa tierra, a la cual usted viene unas cuantas semanas al año para recién sentirse un hombre feliz, no ve compadrito por eso ahora y siempre le voy a contestar “Y PA’ QUE”.
que acá yo soy feliz,
al lado de mi gente camaneja
tengo todo lo que vos no tenis
Don Pedro Pablo Rodríguez modesto agricultor de nuestro valle, se preparaba una tarde del mes de febrero para recibir a su extrañado compadre Felipe Valdivia, el cual era oriundo de Camaná pero dejó este su ciudad natal hace ya varios años, para buscar suerte en la capital. Una vez llegado el compadre fue recibido por la familia de Don Pedro Pablo con grandes muestras de cariño, haciendo estos una gran fiesta en su honor, en la cual se comieron los más ricos potajes de la zona y se bailó hasta altas horas de la noche.
Al día siguiente los dos compadres fueron a dar una vuelta por los campos de cultivo de Pedro Pablo, luego de caminar por un buen rato se recostaron bajo la sombra de un frondoso sauce, donde Felipe le dice a Pedro Pablo:
- y usted compadre hasta cuándo va a estar acá con lo mismo, ya pues agarre sus cosas y vámonos a Lima.
- y pa’ que. Contestó tímidamente Pedro Pablo
- ¡como que para que! a mí me va de maravilla, trabajo tengo en abundancia ahora el dinero no me falta, me doy todos los gustos que quiero y puedo venir unas cuantas semanas a mi tierra para descansar tranquilo.
Luego que terminaron la conversación se dirigieron a la casa de don Pedro, donde el compadre Felipe toda la semana que estuvo de visita continuó tratando de convencer a Pedro Pablo de su gran dejar Camaná, a lo cual él contestaba con un simple ¡y pa’ que! lo cual volvía loco a Felipe, quien no entendía el porqué de la negativa de su compadrito; hasta que este se despidió el fin de semana que terminaban sus vacaciones, para regresar a la capital prometiendo volver.Al siguiente año, volvió el querido compadrito Felipe, siendo nuevamente bien recibido por la familia de Pedro Pablo. A los días de su llegada el ahora adinerado compadre es invitado a pescar por el dueño de casa, dirigiéndose luego estos a la playa, donde atraparon dos hermosos lenguados y después de un reconfortante baño antes de regresar a casa, Felipe volvió a decir a Pedro Pablo:
- y usted compadre hasta cuándo va a estar acá con lo mismo; ya pues agarre sus cosas y vámonos a Lima
Para lo cual y ante la sorpresa de Felipe, Pedro Pablo le contestó con un apacible y calmado:
- y pa’ que
- ¡como que para que! míreme a mí; este año formé una prospera empresa, en la cual tengo a más de veinte hombres a mi cargo, dándome esta buen dinero, hasta me di mi tiempo para venirme unas semanitas a mi tierra y así pasarla bien alado de mi esposa
Minutos más tarde los compadres emprendieron el regreso a casa, para lo cual Felipe en todo el transcurso del camino trató de convencer de las mejorías que tendría su hospitalario compadrito en la capital, pero este nuevamente le contestaba de manera sarcástica con un repetitivo “pa´que”, mortificando al invitado; hasta que pasaron los días y Felipe tuvo que regresar a Lima, pero esta vez fue Pedro Pablo quien invitó a este a venir de visita el año siguiente y también le dijo:
- óigame compadre a su regreso hablaremos de ese asuntito de la capital que tanto le interesa
Así estos dos se despidieron con un fuerte abrazo.
Con la llegada de las próximas vacaciones se dio el regresó del esperado compadre, al cual recibieron con una gran cena, donde se sirvieron apetitosos platos para la ocasión, los cuales comieron hasta estar más que satisfechos; días más tarde Pedro Pablo invitó a Felipe a traer camarones del río, por ser temporada, así los dos compadres una vez estando con su cesto lleno de este preciado crustáceo, decidieron retirarse ;luego por medio del camino rumbo a casa, Felipe volvió a decir a su compadre lo mismo que le dice cada año:
- y usted compadre hasta cuándo va a estar acá con lo mismo; ya pues agarre sus cosas y vámonos a Lima
Pedro Pablo no desaprovecharía la oportunidad para decir su ya conocida frase, que molestaba tanto a su compadre diciéndole:
- y pa’ que
- ¡como que para que! si Lima es lo máximo; este año mi empresa ha crecido mucho mas y ahora hemos abierto una sucursal en otra ciudad importante, soy un hombre respetado allí, el dinero no me falta y hasta me compré mi propio carro para viajar hasta aquí, y poder estar con mis hijos que querían pasar las vacaciones conmigo; no se le olvide que el año pasado al despedirnos me dijo usted que hablaríamos de este tema, que cree que ya lo olvide, no señor.
- a Lima irnos y pa’ que; jajajajajajaja. Le contestó Pedro Pablo soltando una gran carcajada
- no se ría compadre que no es broma, es una concreta proposición
- mire compadrito le voy a contestar como se lo prometí, aunque la respuesta ha estado siempre frente a sus ojos. Hace tres años que viene y nos visita en sus cortas vacaciones; el primer año que vino, usted me dijo que se la paso trabajando y que solo pudo venir por unas semanas, así que para mi usted perdió, al estar lejos de su tierra que tanto añora; el segundo año que vino de igual manera me contó que su negocio creció y que al fin se pudo dar una escapada para descansar al lado de su esposa, para mi compadrito usted perdió de nuevo, porque por estar trabaja que trabaja, no le da el tiempo que se merece su amada señora; este año que nos visita, por estar más en otra ciudad que en su casa, sus hijos no lo ven como un gran padre como debería ser, entonces de igual manera usted también perdió; por eso compadrito espero que me entienda porque le decía tanto “pa’ que” para pasar por todo eso que usted está pasando y consolarme con tener los bolsillos llenos, no “pa’ que”.
Mire compadrito, tal vez usted no se dé cuenta pero yo también he crecido, tengo a mi lado una esposa y tres hijos con los cuales comparto mis días viviendo todos felices, tengo grandes y productivas extensiones de tierra, más de treinta hombres a mi mando los cuales me aprecian y respetan, también cuento con muchísimos animales que se reproducen en gran número; razón por ello es que en ningún momento he pensado en dejar mi hermosa tierra, a la cual usted viene unas cuantas semanas al año para recién sentirse un hombre feliz, no ve compadrito por eso ahora y siempre le voy a contestar “Y PA’ QUE”.
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