LA NOBLEZA DEL CABALLO BLANCO
En las lomas que se encuentran frente a Habitad La Pampa, allá por 1935 se encontraba la majada de Don José Gabriel Calderón, quien como todos los años a finales del mes de abril se mudaba a este lugar, con una veintena de cabezas de ganado, caballos y uno que otro borrico. Una vez elegido el lugar dentro de su dominio, este procedía a construir su improvisada choza, con varas o palos colocados en forma piramidal y cubiertos con esteras de totora para que discurra el agua hacia los lados; al costado de esta casa se instalaba un pequeño corral, donde se tenían a los animales y junto a este un pozo de agua limpia destinada para el consumo humano.
Una mañana en que la niebla solo dejaba mirar un par de metros más allá de las narices, a lo lejos se escuchó un fuerte ruido que hacía estremecer la tierra, el cual cada vez se hacía mas y mas fuerte; fue así que Don José Gabriel divisó a escasos metros de donde se encontraba, el paso de una manada de caballos salvajes, con un gran semental alfa de color blanco a la cabeza, al cual el resto de equinos seguía; este animal terminó por asombrar a don José Gabriel por su imponente presencia, fuerza y hermosura, hasta que se alejaron velozmente de las cercanías de la majada. El viejo lomero se quedó anonadado y no dudó en querer hacerse de este hermoso corcel, al cual siguió viendo varias veces por las cercanías de su propiedad.
Que hermosura de animal
lo que ven hoy mis ojos
el tiene que ser mío
y más bien, no de otros.
Días más tarde don José Gabriel no dudó en organizarse con un grupo de hombres de la zona, conocedores de este tradicional oficio, con los cuales se dispuso a tratar de atrapar al preciado animal. Una vez listos los lomeros provistos de sogas y montados en fornidos caballos, comenzaron a patrullar el área, hasta que divisaron la manada del dichoso corcel bebiendo en un ojo de agua cercano, por lo cual todos procedieron a correr tras ellos por los flancos y por la parte trasera de manera organizada para evitar que se escapen, con el objetivo de llevarlos al cerro de “Pano” donde se encuentra el viejo faro, lugar donde estos animales eran acorralados facilitando su captura; luego como por obra del señor a escasas lomadas del lugar la espesa niebla se hizo presente y estos tuvieron que suspender la operación.
A la semana siguiente se volvieron a reunir los amigos y comenzaron a patrullar el mismo ojo de agua, donde vieron la última vez a la escurridiza manada, sin tener éxito, por lo que decidieron renunciar a su propósito ese día también. Una vez que se separaron, Don José Gabriel se dirigió a su majada, cuando de pronto a escasos metros de esta, se encontraba pastando la manada de caballos que tanto buscaban, él se acercó sigilosamente y logró lazar con una maestría envidiable al hermoso caballo blanco, lo cual causó que los otros miembros de la manada corrieran despavoridos, el atrapado animal procedió a defenderse ferozmente, arremetiendo contra don José Gabriel, dándole fieras mordidas y una mortal patada en el pecho, lo cual lo dejó mal herido e hizo que este dejara en libertad al animal.
Días más tarde los lomeros se reunieron en la majada de don José Gabriel, el cual contó su desafortunado encuentro con este imponente corcel; así que nuevamente decidieron salir a patrullar la zona con el mismo propósito, hasta que por fin estos lograron divisar a la gran manada, luego mirando al cielo exclamaron:
-¡ahora ya no hay niebla que los salve!
Así todos corrieron siguiendo el plan establecido, hasta que llevaron a unos 5 caballos junto al hermoso blanco alfa al lugar donde estaba el faro, por lo cual los caballos se vieron atrapados, al seguir a este un escarpado precipicio de considerable altura; luego don José Gabriel anunció que daría una fuerte suma de dinero a quien atrape al caballo blanco, por lo que se dejó escapar a los otros corceles, así procedieron a tratar de lazar al animal lo cual parecía imposible, ya que este se defendía de manera impresionante danto feroces patadas y mordidas a los intrépidos, el caballo una vez acorralado y al verse presa del cansancio, miró hacia atrás encontrándose a escasos metros de caer al acantilado; fue así que para sorpresa de todos, este tomó la decisión de aventurarse por el escarpado cerro, ante la mirada atónita de sus perseguidores, quienes dijeron:
- ya se mató este animal, no creo que llegue vivo a la playa
Luego de esto, los sorprendidos lomeros pudieron ver como este intrépido corcel con una habilidad poco usual, burló las rocas llegando a la playa sin ningún rasguño, los cuales no podían creer lo que había logrado este animal para no ser atrapado; entonces se oyó el grito:
- ¡bajemos a la playa!
Así que por una ladera a un kilometro de allí, bajaron a perseguir al escurridizo caballo, hasta que nuevamente lo tuvieron acorralado en la playa denominada “la arrinconada” lugar en el cual el cerro y el mar se unen, donde el caballo se vio nuevamente atrapado por los lomeros; y este como último recurso se aventuró hacia el mar para no ser capturado, poniendo en riesgo su vida por la posibilidad de ser tragado debido al fuerte oleaje; Don José Gabriel sorprendido por la bravura y fuerza del animal quien antes de ser atrapado prefería la muerte, pidió a todos que desistieran con su propósito, al pensar este, que el hermoso corcel merecía ser libre por la lucha que había dado; entendiendo en ese momento que hay seres que habían nacido para ser libres y no debían ser atrapados jamás; para luego ordenar la retirada del lugar.
Semanas más adelante don José Gabriel se despertó muy temprano para empezar con sus labores diarias, cuando a escasos metros de su majada vio al hermoso caballo blanco pastando solo, quien relinchaba mirándolo directamente, como efectuando un saludo a este, quien en vez de querer nuevamente capturarlo, solo atinó a sentarse a contemplar la belleza de este hermoso animal. Este corcel se hizo de fama en Camaná y en los años venideros, muchos hombres intentaron atraparlo, viendo sus intenciones fallidas en presencia de don José Gabriel, al cual acudían a consultar sobre la manera de quedarse con este dichoso caballo, para responderles a todos lo mismo:
- no pierdan su tiempo, porque tal cosa es imposible. Es más fácil atrapar el viento que viene del mar, que lograr que el alma de ese animal se dé por vencida, ese corcel nació para ser libre y así lo va a ser siempre.
Libre como el viento
así lo manda tu naturaleza
tú te lo has ganado
Una mañana en que la niebla solo dejaba mirar un par de metros más allá de las narices, a lo lejos se escuchó un fuerte ruido que hacía estremecer la tierra, el cual cada vez se hacía mas y mas fuerte; fue así que Don José Gabriel divisó a escasos metros de donde se encontraba, el paso de una manada de caballos salvajes, con un gran semental alfa de color blanco a la cabeza, al cual el resto de equinos seguía; este animal terminó por asombrar a don José Gabriel por su imponente presencia, fuerza y hermosura, hasta que se alejaron velozmente de las cercanías de la majada. El viejo lomero se quedó anonadado y no dudó en querer hacerse de este hermoso corcel, al cual siguió viendo varias veces por las cercanías de su propiedad.
Que hermosura de animal
lo que ven hoy mis ojos
el tiene que ser mío
y más bien, no de otros.
Días más tarde don José Gabriel no dudó en organizarse con un grupo de hombres de la zona, conocedores de este tradicional oficio, con los cuales se dispuso a tratar de atrapar al preciado animal. Una vez listos los lomeros provistos de sogas y montados en fornidos caballos, comenzaron a patrullar el área, hasta que divisaron la manada del dichoso corcel bebiendo en un ojo de agua cercano, por lo cual todos procedieron a correr tras ellos por los flancos y por la parte trasera de manera organizada para evitar que se escapen, con el objetivo de llevarlos al cerro de “Pano” donde se encuentra el viejo faro, lugar donde estos animales eran acorralados facilitando su captura; luego como por obra del señor a escasas lomadas del lugar la espesa niebla se hizo presente y estos tuvieron que suspender la operación.
A la semana siguiente se volvieron a reunir los amigos y comenzaron a patrullar el mismo ojo de agua, donde vieron la última vez a la escurridiza manada, sin tener éxito, por lo que decidieron renunciar a su propósito ese día también. Una vez que se separaron, Don José Gabriel se dirigió a su majada, cuando de pronto a escasos metros de esta, se encontraba pastando la manada de caballos que tanto buscaban, él se acercó sigilosamente y logró lazar con una maestría envidiable al hermoso caballo blanco, lo cual causó que los otros miembros de la manada corrieran despavoridos, el atrapado animal procedió a defenderse ferozmente, arremetiendo contra don José Gabriel, dándole fieras mordidas y una mortal patada en el pecho, lo cual lo dejó mal herido e hizo que este dejara en libertad al animal.
Días más tarde los lomeros se reunieron en la majada de don José Gabriel, el cual contó su desafortunado encuentro con este imponente corcel; así que nuevamente decidieron salir a patrullar la zona con el mismo propósito, hasta que por fin estos lograron divisar a la gran manada, luego mirando al cielo exclamaron:
-¡ahora ya no hay niebla que los salve!
Así todos corrieron siguiendo el plan establecido, hasta que llevaron a unos 5 caballos junto al hermoso blanco alfa al lugar donde estaba el faro, por lo cual los caballos se vieron atrapados, al seguir a este un escarpado precipicio de considerable altura; luego don José Gabriel anunció que daría una fuerte suma de dinero a quien atrape al caballo blanco, por lo que se dejó escapar a los otros corceles, así procedieron a tratar de lazar al animal lo cual parecía imposible, ya que este se defendía de manera impresionante danto feroces patadas y mordidas a los intrépidos, el caballo una vez acorralado y al verse presa del cansancio, miró hacia atrás encontrándose a escasos metros de caer al acantilado; fue así que para sorpresa de todos, este tomó la decisión de aventurarse por el escarpado cerro, ante la mirada atónita de sus perseguidores, quienes dijeron:
- ya se mató este animal, no creo que llegue vivo a la playa
Luego de esto, los sorprendidos lomeros pudieron ver como este intrépido corcel con una habilidad poco usual, burló las rocas llegando a la playa sin ningún rasguño, los cuales no podían creer lo que había logrado este animal para no ser atrapado; entonces se oyó el grito:
- ¡bajemos a la playa!
Así que por una ladera a un kilometro de allí, bajaron a perseguir al escurridizo caballo, hasta que nuevamente lo tuvieron acorralado en la playa denominada “la arrinconada” lugar en el cual el cerro y el mar se unen, donde el caballo se vio nuevamente atrapado por los lomeros; y este como último recurso se aventuró hacia el mar para no ser capturado, poniendo en riesgo su vida por la posibilidad de ser tragado debido al fuerte oleaje; Don José Gabriel sorprendido por la bravura y fuerza del animal quien antes de ser atrapado prefería la muerte, pidió a todos que desistieran con su propósito, al pensar este, que el hermoso corcel merecía ser libre por la lucha que había dado; entendiendo en ese momento que hay seres que habían nacido para ser libres y no debían ser atrapados jamás; para luego ordenar la retirada del lugar.
Semanas más adelante don José Gabriel se despertó muy temprano para empezar con sus labores diarias, cuando a escasos metros de su majada vio al hermoso caballo blanco pastando solo, quien relinchaba mirándolo directamente, como efectuando un saludo a este, quien en vez de querer nuevamente capturarlo, solo atinó a sentarse a contemplar la belleza de este hermoso animal. Este corcel se hizo de fama en Camaná y en los años venideros, muchos hombres intentaron atraparlo, viendo sus intenciones fallidas en presencia de don José Gabriel, al cual acudían a consultar sobre la manera de quedarse con este dichoso caballo, para responderles a todos lo mismo:
- no pierdan su tiempo, porque tal cosa es imposible. Es más fácil atrapar el viento que viene del mar, que lograr que el alma de ese animal se dé por vencida, ese corcel nació para ser libre y así lo va a ser siempre.
Libre como el viento
así lo manda tu naturaleza
tú te lo has ganado
con tu valentía y fiereza
0 comentarios:
Publicar un comentario