PASEO POR EL BOULEVARD DE CAMANA II

Un mañana de sábado me encontraba recostado en mi cama cuando de pronto vi mi cámara fotográfica en un lado del tocador, lo cual me dio la hasta en ese momento vaga idea de salir a tomar fotos al muchas veces transitado y poco apreciado “Boulevard de Camaná”, así que ese fue mi destino esa mañana mirando con un poco de desanimo el cielo el cual era totalmente gris.
Una vez estando allí me dispuse a sacar mi cámara y para sorpresa mía el sol se hizo presente como para no perderse las fotos y ser parte del magnífico paisaje que aprecié ese inolvidable día; en el que el aire puro, el sol brillante, una que otra persona de apurado paso y el transitado boulevard me regalaban.
Así una a una las tomas se iban dando y con ellas los recuerdos iban llegando a mi mente como una fresca llovizna de invierno, lo cual me hizo dar cuenta lo que significaban muchas de las partes de ese boulevard, de lo que habían sido muchas veces testigos y hasta sin querer cómplices. Comencé a sentir que ese boulevard era algo más de dos simples cuadras por las cuales transitaba cada día, el cual un día de junio del año 2000 a alguien se le ocurrió construir era algo mas; muchas veces un pactado lugar de encuentro, una declaración de amor, un primer beso, el lugar donde un gran amor nació; un lugar donde nos juntamos un grupo de amigos, mi primera borrachera, mi primer canción y la eterna amistad unos ahora viejos amigos; era el acompañar a la abuela de brazo después de la misa, el paseo de la familia luego del almuerzo de domingo era eso y mucho, mucho más.